Allí estaba, como todos los días parado bajo el viejo farol de la esquina. Sabia que hoy era el día, ensayo las palabras una y otra vez.
Cerrando los ojos se veía ya con ella, sentados bajo un viejo árbol de la plaza, acompañados por el silencio de la noche, mientras le hablaba de su amor.
El viejo colectivo paró puntualmente en la esquina, bajo vestida de blanco como una princesa, paso indiferente ante el como siempre lo hacia, mientras el no podía articular palabra, una vez mas no pudo decirle cuanto la amaba
Autor "El Correntino"